Comentario crítico: Alberto Méndez, Los girasoles ciegos (fragmento)


Ricardo logró levantarse a duras penas porque la debilidad, el dolor y el peso de su mujer y de su hijo se lo impedían, pero cuando comprobó que podía caminar, avanzó por el pasillo siguiendo el sonido de los gritos del diácono, que había abierto todas las ventanas y pedía a gritos que alguien avisara a la policía.

Poco a poco fueron apareciendo rostros detrás de los visillos en las ventanas del patio, pero ninguna se abrió por si aquella locura se metía en sus hogares.

 

Sentí la fuerza de Yahve en mi brazo y la ira de mi Patria en la garganta, pero yo quería justicia, no venganza. El Maligno quiso trocar mi orgullo en remordimiento y buscó la forma de humillarme.

 

Ahora ya no sé lo que recuerdo, porque aunque veo a mi padre sentado a horcajadas en el alféizar de una de las ventanas del pasillo, aunque le oigo despedirse de nosotros con una voz dulce y serena, mi madre dice que se arrojó al vacío sin pronunciar una palabra.

 

Se suicidó, Padre, para cargar sobre mi conciencia la perdición eterna de su alma, para arrebatarme la gloria de haber hecho justicia.

 

Ricardo dudó un instante antes de arrojarse a aquel patio del que llevaba tanto tiempo protegiéndose. Se tomó, ya vencido hacia el vacío, el tiempo suficiente para mirar a Elena y a su hijo con una sonrisa triste como las que suelen usarse en las despedidas tristes.

 

Debe de tener razón ella, porque no he podido olvidar nunca la mirada de mi padre precipitándose al vacío, su rostro sonriente mientras el patio engullía su cuerpo abandonado, aunque esto es imposible porque mi estatura no me permitía entonces asomarme a esa ventana.

 

Aquí termina mi confesión, Padre. No volveré al convento y trataré de vivir cristianamente fuera del sacerdocio. Absuélvame si la misericordia del Señor se lo permite. Seré uno más en el rebaño, porque en el futuro viviré como uno más entre los girasoles ciegos

 

Alberto Méndez, Los girasoles ciegos (2004)

 

Temas

Crítica del fanatismo religioso, que justifica el homicidio y los abusos contra un enemigo ideológico

Valor de la memoria histórica para recuperar la perspectiva de las víctimas

etc.

 

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Comentario crítico: Unamuno, San Manuel Bueno, mártir (fragmento)


–Entonces –prosiguió mi hermano– comprendí sus móviles, y con esto comprendí su santidad; porque es un santo, hermana, todo un santo. No trataba, al emprender ganarme para su santa causa –porque es una causa santa, santísima–, arrogarse un triunfo, sino que lo hacía por la paz, por la felicidad, por la ilusión si quieres, de los que le están encomendados; comprendí que si les engaña así –si es que esto es engaño– no es por medrar. Me rendí a sus razones, y he aquí mi conversión. Y no me olvidaré jamás del día en que diciéndole yo: «Pero, Don Manuel, la verdad, la verdad ante todo», él, temblando, me susurró al oído –y eso que estábamos solos en medio del campo–: «¿La verdad? La verdad, Lázaro, es acaso algo terrible, algo intolerable, algo mortal; la gente sencilla no podría vivir con ella». «¿Y por qué me la deja entrever ahora aquí, como en confesión?», le dije. Y él: «Porque si no, me atormentaría tanto, tanto, que acabaría gritándola en medio de la plaza, y eso jamás, jamás, jamás. Yo estoy para hacer vivir a las almas de mis feligreses, para hacerles felices, para hacerles que se sueñen inmortales y no para matarles. Lo que aquí hace falta es que vivan sanamente, que vivan en unanimidad de sentido, y con la verdad, con mi verdad, no vivirían. Que vivan. Y esto hace la Iglesia, hacerles vivir. ¿Religión verdadera? Todas las religiones son verdaderas en cuanto hacen vivir espiritualmente a los pueblos que las profesan, en cuanto les consuelan de haber tenido que nacer para morir, y para cada pueblo la religión más verdadera es la suya, la que le ha hecho. ¿Y la mía? La mía es consolarme en consolar a los demás, aunque el consuelo que les doy no sea el mío». Jamás olvidaré estas sus palabras.

–¡Pero esa comunión tuya ha sido un sacrilegio! –me atreví a insinuar, arrepintiéndome al punto de haberlo insinuado.

–¿Sacrilegio? ¿Y él que me la dio? ¿Y sus misas?

 

Miguel de Unamuno, San Manuel Bueno, mártir (1930).

 

Temas

Conflicto entre razón y fe

Las religiones como consuelo de los pueblos

Libertad religiosa: «todas las religiones son verdaderas»

Valor del servicio a los demás por encima de la fe

etc.

 

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Comentario crítico: Gabriel García Márquez, Crónica de una muerte anunciada (fragmento)


Yo mismo exploré muchas veces con las aguas hasta los tobillos aquel estanque de causas perdidas, y sólo una casualidad me permitió rescatar al cabo de cinco años de búsqueda unos 322 pliegos salteados de los más de 500 que debió de tener el sumario.

El nombre del juez no apareció en ninguno, pero es evidente que era un hombre abrasado por la fiebre de la literatura. Sin duda había leído a los clásicos españoles, y algunos latinos, y conocía muy bien a Nietzsche, que era el autor de moda entre los magistrados de su tiempo. Las notas marginales, y no sólo por el color de la tinta, parecían escritas con sangre. Estaba tan perplejo con el enigma que le había tocado en suerte, que muchas veces incurrió en distracciones líricas contrarias al rigor de su ciencia. Sobre todo, nunca le pareció legítimo que la vida se sirviera de tantas casualidades prohibidas a la literatura, para que se cumpliera sin tropiezos una muerte tan anunciada.

Sin embargo, lo que más le había alarmado al final de su diligencia excesiva fue no haber encontrado un solo indicio, ni siquiera el menos verosímil, de que Santiago Nasar hubiera sido en realidad el causante del agravio. Las amigas de Ángela Vicario que habían sido sus cómplices en el engaño siguieron contando durante mucho tiempo que ella las había hecho partícipes de su secreto desde antes de la boda, pero no les había revelado ningún nombre. En el sumario declararon: «Nos dijo el milagro pero no el santo». Ángela Vicario, por su parte, se mantuvo en su sitio. Cuando el juez instructor le preguntó con su estilo lateral si sabía quién era el difunto Santiago Nasar, ella le contestó impasible:

-Fue mi autor.

Así consta en el sumario, pero sin ninguna otra precisión de modo ni de lugar.

Durante el juicio, que sólo duró tres días, el representante de la parte civil puso su mayor empeño en la debilidad de ese cargo. Era tal la perplejidad del juez instructor ante la falta de pruebas contra Santiago Nasar, que su buena labor parece por momentos desvirtuada por la desilusión. En el folio 416, de su puño y letra y con la tinta roja del boticario, escribió una nota marginal: Dadme un prejuicio y moveré el mundo.

Debajo de esa paráfrasis de desaliento, con un trazo feliz de la misma tinta de sangre, dibujó un corazón atravesado por una flecha. Para él, como para los amigos más cercanos de Santiago Nasar, el propio comportamiento de éste en las últimas horas fue una prueba terminante de su inocencia.

Gabriel García Márquez, Crónica de una muerte anunciada (1981).

 

Temas

Crítica de los prejuicios: el honor patriarcal, la vergüenza que pesa sobre las mujeres

Crítica de una sociedad violenta, que fabrica chivos expiatorios (venganza contra inocentes)

etc.

 

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Introducción a la literatura latinoamericana


El currículum oficial ignora la existencia de la literatura latinoamericana hasta llegar a 2º de Bachillerato. Nunca es demasiado tarde. Pero hay que empezar desde el principio.

Vamos a dedicar, en el breve espacio que nos es concedido, una ventana grande a la poesía latinoamericana.

Lo mejor de ella se ha criado en el exilio, en el amor y en la utopía de otro mundo posible. Se ha incorporado a la memoria de muchos pueblos, pero siempre está amenazada de olvido, a causa de tantas injusticias.

 

 

La narrativa: subgéneros literarios


El estudio de la novela comienza por investigar y comprender lo que tiene en común con cualquier narración (literaria o no) y con otros subgéneros de la narrativa literaria.

GUION

1. Narratividad del lenguaje
1.1. Discurso narrativo: el relato
1.2. Géneros discursivos no literarios
1.3. Los subgéneros literarios
2. Estructura narrativa
2.1. Historia: Introducción, nudo y desenlace
2.2. Trama
2.3. Discurso
3. Componentes de la narración
3.1 y 3.2. Narrador: tipos y punto de vista
3.3 y 3.4. Actantes y personajes
3.5. Espacio y tiempo
3.6. La ilusión narrativa
4. La novela: el género moderno
4.1. Características
4.2. Desarrollo histórico
4.3. Clasificación temática

 

Fuentes para comparar e investigar:

Wikipedia: La novela

Wikipedia: Narrativa

Wikipedia: Género narrativo

Análisis de la novela